Qué es la locura no es muy difícil decirlo, lo difícil es pensar cómo es que no estamos locos. Por qué no alucinamos si el lenguaje está fermentando en nuestra cabeza y cómo es que no deliramos si es que continuamente interpretamos el mundo con la torsión de nuestro deseo. No estaba muy errado Raymond Queneau cuando suponía que el primer hombre habría sido un mono que se volvió loco . El lenguaje lo hace todo, desde enloquecernos hasta deshacernos de nuestros padecimientos, desde soñar hasta imaginar, hacer vibrar las palabras en el amor hasta congelarlas en el odio inveterado. El lenguaje lo hace todo, todo menos uno: gozar.
La lección antisegregativa de Jacques Lacan es que se puede ser psicótico sin ser loco. Y extendiendo nuestras posibilidades idiomáticas diremos mejor que es posible ser loco sin estar loco. Solo el psicoanálisis contempla la extraordinaria alternativa de una locura sin locura.