En un tiempo donde las cartas están ya casi en desuso, a través de ellas, se cuenta cada sentimiento entre la musa y quien escribe. Tomando trazas de lo que se vive, se imagina o ambas. Aunque allí vive una guerra donde la soledad, tras mil batallas, lanza el mayor de los ataques jamás imaginado. Abarcando incluso la realidad. Amenazando una pasión que va deshaciéndose como una vela y se viste por momentos de añoranza, de sentimientos confesados, alegrías y penas, miedos... Donde todo acaba girando sobre una incertidumbre. Donde quizá se pueda trasformar ese mundo o simplemente dejar que quiebre y con ello, se pierdan, tanto la musa como quien ella particularmente llama, "mi niño de letras".