"Quiero escribir historias que se olviden y se desvanezcan como mi cuerpo interrogado y sometido a la tortura del patĂbulo cotidiano. ÂżQuĂ© ha quedado de mĂ y de los viajes que la memoria conservĂł supuestamente intactos? Al rostro anclado en el espejo se lo han comido las ratas, y se hincha como un cadĂĄver en pleno solaz. Ya no soy Fandelli, soy un recuerdo, tu recuerdo."
De algo estarĂ© cierto âyo, mitad perro, mitad hombre y verdugoâ hasta que me muera y la risa de los sĂĄdicos disperse mis cenizas: la autobiografĂa no es posible. La conciencia de uno mismo no permite el descanso sideral o terreno, debido a que dicha experiencia no puede ser narrada, sino sĂłlo esbozada. Quien sospeche que en mis libros escribo acerca de mi vida, mis aventuras y demĂĄs accidentes, es porque quizĂĄs no ha comprendido la broma que nos sepulta, la burda imposibilidad de transmitir lo que uno es.
Ăsta es la historia de la nada que se ha tornado algo: que se ha convertido en sufrimiento, alarido, dicha y enfermedad; calles y letreros, esquinas, peanas de piedra, miasma perpetua y cortinas de metal; y despuĂ©s ese algo, ya sucio y hastiado, retornarĂĄ a la nada.