Las autoras ponen el acento en el juego, considerándolo la actividad primordial de la infancia. Para que los juegos de la infancia contribuyan a su desarrollo como personas de paz, significa primero que puedan jugar y que puedan jugar con alegría, encontrándose con sus iguales. En segundo lugar, significa que tengan materiales y referencia 'pacíficos'. En tercer lugar, supone que puedan regular los conflictos que surgen en los juegos de forma no violenta. La argumentación se complementa con ejercicios que invitan a la reflexión a partir de la experiencia propia. El libro pretende ayudar a quienes realizan una labor educativa, a conocer las condiciones que necesita la infancia para que su juego pueda contribuir a una socialización dentro de los valores de una cultura de paz.