'La libertad de Italia' y 'Territorios vigilados' componen la trilogía que, junto a 'Historia del Triste', pertenecen a lo que, con más atención al escenario que al sentido de las historias que en ellas se narran, algunos han definido como el "ciclo argentino" de Horacio Vázquez-Rial.
'La libertad de Italia' nació como un homenaje a su protagonista, Miguel Arellano, nombre real de un hombre real, que se puede encontrar en las listas oficiales de los detenidos-desaparecidos en la Argentina. Dice Horacio: "Arellano fue mi amigo y mi compañero de militancia en épocas lejanas, y en la novela se teje una fantasía a propósito de la posible pero irrealizable ruptura con los absurdos lazos impuestos por la historia a un individuo que se ha entregado por entero a su construcción".
Una novela en la que se organiza un discurso sobre las relaciones entre política y moral, historia y memoria, violencia y rebelión.
'Territorios vigilados', continuación y consumación natural de 'La libertad de Italia' e inseparable de ella, constituye una reflexión sobre distintos momentos de la historia reciente de Argentina. Se trata de una novela que se mueve constantemente en los angostos bordes en que lo real desafía a lo verosímil. Nadie puede afirmar sobre qué íntima trama se desanudan las cosas, pero nunca es el azar el que mueve los títulos de la historia. En 1974, Miguel Arellano muere asesinado en el Hotel Oriente de Barcelona. Doce años después, Joan Romeu regresa a Buenos Aires para ajustar las cuentas con su pasado. La venganza se presenta como mera excusa para relacionar dos acontecimientos que terminan conjugándose en una broma donde la violenta realidad enturbia el regocijo.
Todo parece estar hecho de la materia de los sueños. Todo parece tener el esplendor fugaz de lo imprevisible. Todo parece dibujar el ambiguo gesto de la muerte. Todo parece escapar al vigilado territorio de la realidad.