Recuerda el deber de cuidar el corazón, de cuidar lo que atesoras, porque ello gobernará tu vida.
Tu corazón determinará quien eres y el fruto revelará si eres hija de Dios; sabia y entendida que escoge el gobierno de Dios para realizar la tarea de administrar lo entregado por Él como bendición del Altísimo para bendecir a muchos.
El corazón dejará herencia de bendición o maldición, escoge a Dios y hallarás el bien sin necesidad de nada más; si tienes a Dios… lo tienes todo.