Con los progresos de la ciencia, la ancianidad puede ser y es, cada vez más, una etapa de la vida tan plena como cualquier otra, productiva, creativa, llena de relaciones sociales, de calidad de vida e independencia. Sí es posible, a partir de los sesenta años, sentirse capaces y atractivos, aunque nuestra sociedad desvaloriza —en cierta medida— esta última etapa de la vida. Es un período de nuestra existencia con ventajas e inconvenientes propios. Conocerlos para vivir a plenitud es uno de los objetivos de este libro, cuyas páginas pretenden y logran modificar la imagen catastrófica de la vejez; están escritas con y desde el corazón.