Este sexto volumen de la colección Biblioteca Musical Mínima trata de algo que comenzó por ser prohibido, después se fue aceptando y hoy se defiende con denuedo: la actividad creativa de las mujeres en el campo musical.
Los lectores podrán asomarse a un mundo desconocido y fascinante, donde encontrarán algo tan inesperado como una legión histórica que se cuenta por cientos. Cierto es que este libro constituye sólo un vistazo, pero es también una invitación a que los melómanos se interesen por las compositoras.
En marzo de 2003, con motivo de un concierto de la Sala Netzahualcóyotl, Diez de Urdanivia dijo: "Las partituras de nuestras artistas que lo merecen, deben ser incluidas habitualmente en las temporadas de las orquestas; no como desplante gracioso y un tanto demagógico, semejante al de la Rotonda de las Personas Ilustres, donde ya estaba Rosario Castellanos muy contenta, entre todos los "hombres ilustres" de la rotonda que así se llamaba".