Los trabajos reunidos en «Las crisis de la República», pertenecientes a la última etapa de la producción de Hannah Arendt, son genuinos ensayos de comprensión. Analizan asuntos controvertidos de la vida política de Estados Unidos en el periodo de distensión de la guerra fría, en pleno auge de los movimientos pacifistas y de protesta y de la rebelión estudiantil. Pero son ante todo una brillante reflexión sobre la formación del juicio en política, la capacidad de aprendizaje a partir de los acontecimientos y el sentido de la acción.
«La mentira en política» es una meditación sobre los Documentos del Pentágono, sobre el engaño, el autoengaño, la elaboración de imágenes, la ideologización y el apartamiento de los hechos como elementos que determinaron la gestión de la Administración norteamericana en relación con la guerra de Vietnam. En el ensayo acerca de la «Desobediencia civil», Arendt se hace cargo del tema de «la relación moral del ciudadano con la ley en una sociedad de asentimiento». En referencia a las figuras de Sócrates y Thoreau, pero también a Locke, Montesquieu y Tocqueville, entra en el debate generado por el desafío a la autoridad establecida y propone entender la desobediencia civil en términos de asociaciones voluntarias o minorías organizadas, esto es, como grupos de protesta con legitimidad constitucional. «Sobre la violencia» parte de la constatación, apenas advertida, de que «cuanto más dudoso e incierto se ha tornado en las relaciones internacionales el instrumento de la violencia, más reputación y atractivo ha cobrado en los asuntos internos, especialmente en cuestiones de revolución», y aporta una clarificadora distinción entre las nociones de poder, potencia, autoridad, fuerza y violencia. En la conversación que cierra el libro, «Pensamientos sobre política y revolución», Arendt muestra su faceta más polémica e incisiva en temas como el movimiento estudiantil, el Tercer Mundo o la contraposición entre capitalismo y socialismo.