La desigualdad en América Latina tiene múltiples manifestaciones que se entrelazan y refuerzan mutuamente: grupos étnicos; mujeres y hombres; personas con y sin acceso a buena educación; quienes concentran los ingresos y la riqueza y quienes no tienen para comer; quienes realizan nuevos emprendimientos económicos porque cuentan con los recursos y redes para ello, y quienes sobreviven con un trabajo informal; los que participan en la vida pública y aquellos que son invisibles para el Estado, porque ni siquiera están registrados como ciudadanos; quienes tienen poder y quienes no lo tienen.
Este libro se refiere a una forma particular de la desigualdad: aquella que existe entre los distintos territorios que integran el mosaico de la geografía del desarrollo en cada país de nuestra región. Nos referimos a las diferencias que son el resultado de la acción humana, expresada, por ejemplo, en fallas de mercado, en instituciones económicas o no económicas o en los procesos de decisión de las políticas públicas. Hay abundante evidencia de que las desigualdades territoriales son diferentes y adicionales a las que afectan a los individuos o a los grupos sociales, y que constituyen un componente importante de la desigualdad general.
Además de dos artículos introductorios —síntesis general y aspectos metodológicos de los estudios— este libro documenta los cambios entre mediados de la década de 1990 y mediados de la década del 2000 en el ingreso o consumo per capita, en la incidencia de pobreza y en la distribución del ingreso o del consumo per capita en poco más de nueve mil municipios, provincias o departamentos, según el caso, de nueve países: Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua y Perú.