El escritor, Jaime Valdés, viaja a Santander para impartir su primer taller de novela. Su llegada coincide con
el resurgir del caso del asesino bautizado como El Vengador. Una fotografía enviada a la policía y al Diario
Montañés en la que se muestra el cuerpo sin vida de un individuo con un cartel sobre el pecho que reza;
culpable, refleja sin lugar a dudas la forma de actuar del famoso asesino. Un asesino que falleció dos años
antes. La subinspectora María Pinta y el inspector Diego Olivares se encargarán de averiguar quién se esconde
detrás del envío de la instantánea. La hipótesis inicial habla de un imitador.
Paralelamente, Jaime Valdés inicia su taller “Cómo escribir una novela” con propuestas que recogen las
posibles acciones que podría llevar a cabo el reaparecido Vengador si fuera un personaje de una supuesta
novela. Propuestas que, con el transcurrir del curso, observa con espanto cómo lo que eran unas simples
ideas para estimular la imaginación de sus alumnos, se están cumpliendo en la realidad.