¿Qué dice Aristóteles en París que no digan otras historias de la filosofía medieval? El autor caracteriza a los pensadores de aquel extenso periodo como abocados a una tarea: comprender de manera racional «el acontecimiento Cristo». En el proceso, el impacto de la concepción aristotélica de la ciencia, que sedujo a las mentes medievales como la gran tentación, ocupa un lugar central. En ese sentido, se muestra cómo el conocimiento del mundo natural, expresado por medio del lenguaje analítico, terminó por naturalizar la comprensión tradicional que de lo sobrenatural tenía la cultura cristiana europea. La fascinación de la cultura europea por la ciencia se gestó en «el útero de la Modernidad», que es como Bacigalupo llama a la escolástica medieval. A partir de entonces la teología y la filosofía cristianas se embarcaron en una imitación contraproducente del saber científico, que pone a la secularización y a la cultura del desencanto como sus principales efectos históricos. No obstante, a lo largo del relato, el autor plantea algunas preguntas cruciales acerca de las posiblidades que siguen abiertas para el relato fundacional del cristianismo en nuestra era.