Nos hemos propuesto reflexionar acerca de la ciudad utilizando la lógica del periscopio, un instrumento concebido para poder ver aquello que por causa de un obstáculo nos es vedado, logrando tal proeza a través de un simple juego de espejos que refleja imágenes de manera de hacérnoslas visibles. Tenemos la convicción de que a través de este mecanismo, mirando a partir de la mirada de los otros reflejada en los relatos de viajeros, podremos apreciar imágenes que de otra forma resultarían invisibles en el horizonte de la ciudad, un objeto por naturaleza complejo, sumatoria de hechos físicos y sociales, que multiplica sus facetas a través de las sucesivas reescrituras que, como en un palimpsesto, va superponiendo a lo largo de la historia. Sucede que la alteridad inherente a la condición del viajero hace que éste se sorprenda y destaque situaciones que al nativo, por su hábito, le resultan transparentes. Pero también el registro de los viajeros, más cercano a la experiencia de lo urbano que a su crítica académica, nos permite voltear la mirada hacia el habitar de la ciudad sorteando el obstáculo que muchas veces constituyen los preconceptos propios de la profesión.