El presente libro es un ejemplo de cómo el conocimiento sólido de la historia energética española de los últimos 30 años sirve para transitar con solidez y visión de futuro al nuevo escenario energético presidido por la reducción de la huella de carbono, la revolución tecnológica y una sociedad internacional muy diferente a las décadas pasadas. En definitiva, transitar del actual modelo regulatorio a otro más acorde con los tres grandes desafíos del sector eléctrico más concretamente: la descarbonización, la digitalización y la descentralización.
La adecuación del marco regulatorio a los nuevos paradigmas energéticos debe permitir la estabilidad necesaria para la inversión, garantizar la seguridad de suministro y situar al ciudadano como protagonista. El mercado energético, y eléctrico en particular, está siendo afectado positivamente por la revolución numérica y genera nueva competencia con los nuevos entrantes. Tiene ante sí redes eléctricas en plena mutación —desde la escala local a la escala global— por la introducción de nuevas tecnologías, incluida la de la acumulación de energía, que permiten evolucionar de un paradigma vertical de las redes, con una visión de la liberalización eléctrica alejada de la industria, a otra más descentralizada y asentada en la economía industrial.
Desde esta perspectiva, constatamos cómo la pandemia nos ha introducido en una crisis económica desconocida en la historia económica contemporánea; apreciamos que se están acelerando los cambios que ya se venían produciendo en el sistema industrial global; y es cada vez más evidente que todo ello sitúa en un primer plano la transición energética como eje estratégico de la recuperación económica.