Un accidente cerebral cambió en el 2004 la orientación de mis actividades personales. Hasta ese momento, había seguido lo que podría calificarse como una exitosa trayectoria profesional, ocupando posiciones "importantes" tanto en el sector privado como en el público. Siempre había querido, sin embargo, estudiar historia, escribir y dedicarme a la academia. Cuando mi señora indagaba por cierta inconformidad que se reflejaba en mi ánimo, le respondía que sentía la necesidad de influir y trascender en las personas y en las políticas a través dela educación y las ideas.