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Alta sociedad

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Lo primero que vi de Madison Shore fue su ropa interior cuando ella se tropezĂł con mi silla en una boda y acabĂł cayendo encima de mĂ­. Aunque pude ver mucho mĂĄs de ella a lo largo de esa noche.

La segunda vez que coincidimos fue en mis oficinas de Londres; resultĂł que era la periodista que iba a escribir un artĂ­culo sobre mĂ­.

Para mantener el control de mi empresa después de sacarla a bolsa, necesito convencer a la junta directiva de que me tomo los negocios mucho mås en serio de lo que sugiere mi reputación de playboy, por lo que Madison tiene mi futuro en sus manos.

La ironía es que necesito convencer a una mujer con la que me fui a la cama el pasado sábado por la noche de que no soy el mujeriego que todo el mundo piensa