En octubre de 2002, en el primer aniversario del atentado a las Torres Gemelas, Andrés Llugany presentó una muestra que hacía humor con este hecho trágico, una muestra autorizada que, poco después, las autoridades de la institución consideraron incorrecta y decidieron levantar. Veintiún años luego de aquel acto de censura en democracia, las historietas que formaban parte de aquella exposición se presentan en esta obra.
Sabemos que la censura, el ataque a la libertad de expresión, nos quita la posibilidad del conocimiento, del pleno acceso a todos los argumentos en una discusión. Y, contra la prepotencia y el autoritarismo, una de las herramientas que a nosotros nos quedan es el humor.
En este contexto, Andrés Llugany y la caída de las Torres Gemelas apunta a mantener despierta la memoria. Porque el humor contagia, porque la incorrección política es un acto creativo que nos permite plantarnos frente a los poderosos y porque, al fin y al cabo, como defiende el autor, todos nos merecemos una buena y sana discusión.