A la hora de decidir, algunos dudan, titubean, sopesan los pros y los contras, y tras mucho cavilar acaban dejando para mejor ocasiĂłn decisiones importantes, como la de contraer matrimonio, preparar una oposiciĂłn o responder a la llamada de Dios.Decidir bien es un arte.
Exige reflexionar sobre qué se va a hacer y cómo se va a hacer. Algunos lo olvidan, y han de arrepentirse luego de las decisiones tomadas a toda prisa.
Cada uno es fruto de sus decisiones.
El Ă©xito depende, mĂĄs que de cualidades y currĂculum, del esfuerzo y del conocimiento propio. Los creyentes acuden ademĂĄs a la ayuda de Dios. Entonces sĂ es posible decidir, y acertar.