El progreso, la ilusiĂłn bĂĄsica de nuestra Ă©poca, se agota. En general, los niños ya no esperan que sus vidas sean mejores que las de sus padres. Los escenarios distĂłpicos estĂĄn cada vez mĂĄs presentes en la conciencia pĂșblica a medida que las piscifactorĂas colapsan, los niveles de CO2 aumentan y nubes de vapor radiactivo surgen de las plantas nucleares "a prueba de fallos". A pesar de las maravillas tecnolĂłgicas de nuestra Ă©poca, o quizĂĄ debido a ellas, vivimos dĂas oscuros. Producimos mĂĄs alimentos que nunca, pero el hambre y la desnutriciĂłn siguen presentes en la mayor parte del mundo. Las tasas de depresiĂłn clĂnica y suicidio continĂșan su ascenso sombrĂo en el mundo desarrollado. Un tercio de los niños estadounidenses son obesos o tienen un grave sobrepeso, y la tasa de aumento de la depresiĂłn entre los niños es superior al veinte por ciento. Con la fe en el futuro fundiĂ©ndose como un glaciar sobrecalentado, incluso cuando la satisfacciĂłn con el presente se evapora, es hora de una reevaluaciĂłn sobria del pasado, de aportar una mirada multidisciplinaria y cientĂficamente informada de los efectos de esta fatĂdica divergencia. En Civilizados hasta la muerte, Ryan afirma que deberĂamos empezar a mirar hacia atrĂĄs para encontrar el camino hacia un futuro mejor.