Llevamos a Europa a la sala de operaciones y la abrimos en canal. Metemos las manos en la herida y acercamos la luz a los grandes órganos enfermos. Nos damos cuenta de que las lesiones son tantas y tan profundas que no merece la pena intervenir. Guardamos el bisturà y nos limitamos a señalar con el dedo las zonas afectadas mientras les decimos a los alumnos de Medicina que rodean el quirófano: "Miren: fronteras necrosadas por el odio, pulmones encharcados en el pus del miedo, viejas mentiras resquebrajando la columna, el hemisferio izquierdo aletargado tras el gran ictus de Dios, tumoraciones metaståsicas del poder. El diagnóstico lo conocen todos ustedes: colapso de la civilización. Mortal de nece(si)dad".
Existen novelas difĂciles de escribir y existen novelas que parecen imposibles. Esta ha necesitado los recursos narrativos de varios gĂ©neros literarios para ser contada. La novela negra y su encarnaciĂłn del mal, el texto de ciencia ficciĂłn y los desastres de la incomunicaciĂłn, el relato bĂ©lico y la frĂa articulaciĂłn de la violencia, la estĂ©tica gĂłtica y el terror a lo que no conocemos, el testimonio social y el aire contamina-do del poder. El resultado es la gigantografĂa de lo que somos y de lo que hacemos. La esperanza no es la promesa de un dĂa mejor, sino la toma de conciencia de que aĂșn tenemos ojos para ver, cabeza para pensar y manos que rompernos en la lucha.
David Llorente regresa a las librerĂas para romper, de una vez y para siempre, las fronteras que separan los gĂ©neros novelĂsticos de la misma manera que rompe, en Europa, la frontera de las nacionalidades, de las identidades, del progreso, de la edad⊠Todos aquellos lastres que nos limitan y nos impiden volar en paz.