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Fernando Hinestrosa. El último caballero radical

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A Fernando Hinestrosa no le gustaban las fiestas con orquesta, las condecoraciones, ni las rumbas hasta el amanecer, por considerarlas excesivas en ruido, vanidad o licor. En esas ocasiones no puede dialogar, protestar o salirse, sin que se le note que es un abstemio tímido que no saber bailar.¿Ha pensado en ejercer la política?¿Le hubiera gustado tocar piano, pintar, hacer versos, escribir una novela?¿En qué ha cambiado el colegio liberal que heredó de su padre?No grita órdenes, pero señala directrices, recomienda o sugiere, de muy buenas maneras, pero contundente. No acosa, pero nada se le escapa. Delega, pero permanece vigilante. Le desagrada que lo contradigan, pero más le fastidian las genuflexiones. Y le preocupa que lo puedan tildar de autoritario, porque cree, enseña y practica el credo radical, sin dejar de ser un caballero.