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Fez - Mequinez

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Primera capital de un reino que data del siglo IX, nos trasladarå en un viaje a través del tiempo y la historia. Esta ciudad medieval situada en una llanura del Atlas Medio conserva en su seno diversas joyas ciudadosamente conservadas de la cultura bereber y årabe-andaluza. Laberinto de callejuelas estrechas, puestos con mil olores y colores, maravillas de la arquitectura hispano-morisca. Fez hechiza.

Fez, una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos, es, desde su fundaciĂłn, el centro espiritual indiscutible del paĂ­s y el escenario de una cultura con influencias mĂșltiples que inspirĂł a los mayores pensadores, desde Ibn Khaldoun hasta Ibn Roched (Averroes), pasando por LeĂłn el Africano. Al perderse en sus estrechas calles, entrarĂĄ en el corazĂłn de Marruecos. DĂ©jese impresionar por la belleza de las madrazas y mezquitas, testimonio del glorioso pasado de esta medina. Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1980. DĂ©jese seducir por la incesante actividad del zoco de las especias, del zoco de los curtidores o de los alfareros. Fez es una joya del pasado pero tambiĂ©n una ciudad del presente. Alrededor de su medina, que por sĂ­ sola justifica la visita, se desarrolla una ciudad moderna con amplias avenidas e infraestructuras dignas de una gran metrĂłpolis que avanza con su tiempo. Los alrededores de Fez estĂĄn repletos de lugares atractivos que respiran tranquilidad. De SefrĂș a AzrĂș pasando por Taza, bosques, lagos y grutas perfilan los paisajes montañosos del Atlas Medio.

Mequinez, la hermana pequeña, la ciudad imperial dormida, no tiene que avergonzarse ante su vecina, pues posee un legado arquitectĂłnico nada despreciable. AdemĂĄs, puede ser una buena opciĂłn de alojamiento si desea combinar serenidad y cultura. ÂĄY quĂ© decir de VolĂșbilis (Walili)!, vestigio de un flamante pasado romano, o de las refrescantes estaciones de montaña del Atlas Medio, cuyos bosques de cedro invitan a emprender mĂșltiples paseos. Por supuesto, se requieren algunos dĂ­as para visitar Fez y el conjunto de su regiĂłn. Pero si desea conocer la regiĂłn en su profundidad, necesitarĂĄ años