Somos recuerdos, experiencias, un cúmulo de acontecimientos pasados, presentes y algunos afirman que, incluso, futuros.
Una mala racha obligó a Jason a cometer actos infames que lo empujaron al camino de la decadencia, antes de tomar la decisión de entrar en la Policía Española con un único objetivo: acabar con la vida del asesino de su hermana. Sin embargo, el tiempo y los hechos le otorgaron la posibilidad de salir de su zona de confort y traspasar, de nuevo, la frontera del bien y el mal, solo que, en esta ocasión, de la mano de los Ivanov.
Esto lo llevará a recordar un viejo suceso de sus peores años, pues él ya conoce a Aiko Yamaguchi-Gumi, una de las mujeres más letales, sanguinarias y temibles de la familia, aunque, a lo largo de su vida, ¿cuántas veces puede romperse una muñeca que ya está destrozada?
Ella necesita sanar, recuperar las fuerzas que le han robado y luchar, ahora más que nunca, ya que el final se acerca. Pero cuando sus miradas se crucen, Aiko se planteará una simple cuestión: ¿perdonará por amor a esa persona que tanto daño le ha hecho, que ha reabierto sus heridas y que ha metido el dedo en la llaga con saña?
Los Ivanov han sido creados para poner contra las cuerdas los principios y, para Jason y Aiko, la línea que separa el bien del mal y el amor del odio nunca tuvo una definición exacta.