En filosofía, al fin de cuentas, "idealismo" no significa otra cosa que afirmación de la realidad de las ideas. Dicha afirmación se ha dado de dos maneras fundamentales: en primer lugar, restándole importancia a la realidad física frente a las ideas. Es la postura metafísica, que al ver que la physis es siempre imperfecta y que, sin embargo, la perfección puede ser "pensada", asigna a ese pensamiento, a pesar de su irrealidad, mayor entidad que a las cosas. En segundo lugar, se ha asumido la realidad de las ideas asignándoles a estas igual estatus ontológico que a la realidad física, habida cuenta de que las ideas inciden en la "realidad" y la "realidad", en las ideas. Es la postura dialéctica, dentro de la cual "idealismo" y "realismo" coexisten como enfoques parciales pero complementarios.
Este libro se ocupa de esta segunda postura, es decir, de la dialéctica, identificando en la historia de la filosofía tres momentos prominentes al respecto, localizables, el primero, en la obra tardía de Platón; el segundo, en la obra de Hegel, y el tercero, en la Crítica de la razón dialéctica de Sartre. En los tres casos, la dialéctica sufrió el rechazo de la generación inmediatamente posterior de filósofos, esto es, la generación de Aristóteles, en el caso de Platón; la de Feuerbach, Marx y Engels, en el caso de Hegel, y la de Lévi-Strauss, Althusser y Foucault, en el caso de Sartre. A través del estudio de esos tres importantes debates históricos, el autor espera contribuir a una mayor comprensión del pensamiento dialéctico.