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La invitación

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Solo tememos aquello que más nos importa. La primera vez que vi a Hudson Rothschild fue en una boda… en la que me colé. Era el hombre más atractivo que había visto nunca, y, cuando me pidió que bailara con él, supe que nuestra química era de otro mundo, pero también que era una muy mala idea: si descubría que era una impostora, nuestro mágico momento acabaría. Y eso fue lo que pasó. Huí de Hudson lo más rápido que pude, o eso creía. Adivinad quién se olvidó el móvil en la boda y quién lo encontró…