(0)

La parte enferma

e-bok


La parte enferma reĂșne cinco cuentos notables de Cecilia Ferreiroa. Construye con ellos un universo donde la vida parece circular por sus carriles habituales hasta que algo de esa cotidianidad se descompone, se desvĂ­a, no responde como antes. AquĂ­ hay historias de mudanzas (tal el tĂ­tulo del cuento que cierra este libro), viajes, desesperaciones, esperas, arrebatos, miedos. Ferreiroa tiene una voz Ășnica, singular, que ya mostrĂł en Señora Planta, su primer libro. AquĂ­ profundiza esa voz en una nueva bĂșsqueda narrativa: toma distancia, sobrevuela, acosa, gira alrededor de sus personajes para que no se le escape en la observaciĂłn el mĂĄs mĂ­nimo gesto de derrota, de tristeza o de vacĂ­o. Cubre y descubre en una tensiĂłn perfecta, con imĂĄgenes que siguen al lector mucho despuĂ©s de haber terminado el libro. El tĂ­tulo de este libro de Cecilia Ferreiroa anticipa con franqueza de quĂ© hablan estos cuentos. Y la voz que habla (segĂșn sus graduaciones narrativas) asĂ­ lo hace, tambiĂ©n. Es una voz (una visiĂłn del mundo) que los enlaza y atraviesa, dĂĄndole notoria unidad al conjunto. La voz corre, y no importa demasiado que hable en primera o en tercera persona porque el impulso es el mismo, y busca el mismo pasmoso desnudamiento en el variado (y no pocas veces cĂłmico) carrusel de aventuras en que los personajes incurren. El trabajo de esta voz es despiadado, entusiasta, imparable, exploratorio, puntilloso y eficaz, sobre todo al someter las anĂ©cdotas a la lucidez de una inmersiĂłn bajo focos. A la medida de cada cuento, la voz transita calles, oficinas, aeropuertos, paisajes lejanos y el cafĂ© de la esquina o los interiores opacos de un departamento: espacios que los personajes encuentran o necesitan para ilusionar y desquiciar sus vidas. En los cinco cuentos (Virgo, Los cuidadores, Autitos de colecciĂłn, Aunque estĂ©s equivocada, Mudanzas), Cecilia Ferreiroa trata con ardor la "parte enferma" de un mundo cotidiano, contemporĂĄneo, imperioso y caprichoso y que solo puede ser habitado confusamente. La voz que narra no dejarĂĄ de columbrar allĂ­ los descalabros de lo ilusorio ni de trazar vertiginosas topologĂ­as de "mudanzas" para el cumplimiento preciso de un destino.