ÂżY no fue asĂ, en realidad, como empezĂł todo: con una dicotomĂa rĂgida, esquemĂĄtica, taxativa, que asignaba a quien la proferĂa el garantido lugar del bien y reservaba para sus oponentes el inexorable lugar del mal? La literatura argentina se ha escrito en buena parte en la dislocaciĂłn de aquella disyuntiva fundante. Las Cautivas, notable obra teatral, se agrega ahora a esa larga serie, y lo hace asimilando toda esa tradiciĂłn literaria, desde Esteban EcheverrĂa hasta el presente. AquĂ las cautivas son dos y lo son una de la otra, se cautivan mutuamente; y no por la fuerza, o sĂ: por la fuerza del deseo.
MartĂn Kohan
El tesoro de Las Ciencias Naturales estĂĄ en su desmesura. Algo que no esconde jactancia sino pasiĂłn por los diarios de viajes, donde la voluntad de narrar es tan importante como la de descubrir. William Blake, en uno de sus descensos al infierno, volviĂł con un refrĂĄn apretado en un puño que decĂa: "El exceso de pena, rĂe. El exceso de gozo, llora". QuizĂĄs de esta exuberancia grotesca se alimenta el inframundo y âpor quĂ© noâ esta obra; que arranca carcajadas endiabladas en cada lectura y que nos advierte que el mayor enemigo del teatro puede ser la prudencia.
Laura Paredes