"Mis primas y yo, somos bien conocidas en Santiago. Con los años, hemos ganado cada una un apodo que nos ha marcado hasta hoy. Estela La Pagahombres, Yudi La Dura, Cecilia La Perdida yo, Miriam La Salahombres. Estela se ha entretenido pagando chulos, a Yudi no le gusta andar con paños tibios y le da el pecho con valor a cualquier problema, Cecilia se entregaba solo por interés para escalar socialmente. En mi caso, los hombres que a mí se arriman no tienen un final feliz, de ahí lo de La Salahombres". La historia de esta novela, muy bien hilvanados cada uno de los hilos de su trama, con un Ienguaje coloquial, pero no chabacano, donde se van descubriendo a través de los hechos y las acciones de sus personajes todo el mundo marginal de una ciudad sin nombre, pues situaciones como las narradas también se dan en otras ciudades de la Cuba contemporánea, los negocios ilícitos, robos, drogas, y todo lo que este submundo trae consigo de violencia, prostitución, juegos, en el vicio desmedido de entes con mentalidad mezquina, quienes se creen inalcanzables y la vida los devuelve a la realidad