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Las administraciones metropolitanas

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El presente estudio se refiere al fenĂłmeno metropolitano. O, mejor, al mal llamado fenĂłmeno metropolitano. La cuestiĂłn de la metrĂłpolis comenzĂł a estudiarse hace casi 100 años con las conurbaciones en Inglaterra, lo que fue entonces una profecĂ­a para la cuestiĂłn metropolitana en la actualidad. En esa Ă©poca las dimensiones eran distintas, pero las relaciones intermunicipales se percibĂ­an con facilidad. Nadie podĂ­a negar la necesidad de acudir a la gran ciudad para resolver asuntos que en las ciudades contiguas no se podĂ­an resolver. Todo porque las grandes ciudades eran fuente de empleo, de servicios pĂșblicos, de intercambio de bienes, etc. AsĂ­ mismo, la gente se interesaba por los municipios pequeños aledaños y las zonas rurales, que eran las verdaderas fuentes de provisiĂłn de las grandes ciudades, lo que fue creando una interdependencia, que en la actualidad se puede percibir con mĂĄs claridad. Desde esa Ă©poca hasta la actual, la cuestiĂłn metropolitana ha dejado de ser un asunto de pocas ciudades para convertir a varias de Ă©stas en magnas ciudades que incluso, por razĂłn de la globalizaciĂłn, han llevado a interrelacionarse mundialmente. Estas gigantescas ciudades, y las que no lo son tanto, han tenido que transitar en la bĂșsqueda de la soluciĂłn mĂĄs adecuada a sus problemas metropolitanos. Varios mecanismos se trataron de utilizar para comprender el asunto metropolitano, pero, desde luego, debiĂł aceptarse la cuestiĂłn como un problema que debe ser visto desde varias Ăłpticas. Y es que para realizar un estudio adecuado de las administraciones metropolitanas se debe abarcar varias situaciones por la complejidad del concepto. El sistema de administraciĂłn metropolitana no puede estudiarse sin conocer la razĂłn sociolĂłgica que da motivo a la misma; no es por mĂĄs que algunos consideran que el asunto metropolitano debe estudiarse desde una visiĂłn multidisciplinar. En esa Ă©poca las dimensiones eran distintas, pero las relaciones intermunicipales se percibĂ­an con facilidad. Nadie podĂ­a negar la necesidad de acudir a la gran ciudad para resolver asuntos que en las ciudades contiguas no se podĂ­an resolver. Todo porque las grandes ciudades eran fuente de empleo, de servicios pĂșblicos, de intercambio de bienes, etc. AsĂ­ mismo, la gente se interesaba por los municipios pequeños aledaños y las zonas rurales, que eran las verdaderas fuentes de provisiĂłn de las grandes ciudades, lo que fue creando una interdependencia, que en la actualidad se puede percibir con mĂĄs claridad. Desde esa Ă©poca hasta la actual, la cuestiĂłn metropolitana ha dejado de ser un asunto de pocas ciudades para convertir a varias de Ă©stas en magnas ciudades que incluso, por razĂłn de la globalizaciĂłn, han llevado a interrelacionarse mundialmente. Estas gigantescas ciudades, y las que no lo son tanto, han tenido que transitar en la bĂșsqueda de la soluciĂłn mĂĄs adecuada a sus problemas metropolitanos. Varios mecanismos se trataron de utilizar para comprender el asunto metropolitano, pero, desde luego, debiĂł aceptarse la cuestiĂłn como un problema que debe ser visto desde varias Ăłpticas. Y es que para realizar un estudio adecuado de las administraciones metropolitanas se debe abarcar varias situaciones por la complejidad del concepto. El sistema de administraciĂłn metropolitana no puede estudiarse sin conocer la razĂłn sociolĂłgica que da motivo a la misma; no es por mĂĄs que algunos consideran que el asunto metropolitano debe estudiarse desde una visiĂłn multidisciplinar.Desde esa Ă©poca hasta la actual, la cuestiĂłn metropolitana ha dejado de ser un asunto de pocas ciudades para convertir a varias de Ă©stas en magnas ciudades que incluso, por razĂłn de la globalizaciĂłn, han llevado a interrelacionarse mundialmente.