Nadie en la sede de la PolicĂa Judicial da crĂ©dito al testimonio de Arlette, bailarina de un local de striptease en Pigalle que acude a la comisarĂa a las cuatro y media de la madrugada, borracha, asegurando haber oĂdo a un tal Oscar confesar su intenciĂłn de asesinar a una condesa. El caso sĂłlo llega a oĂdos de Maigret cuando, poco despuĂ©s de la inesperada apariciĂłn de Arlette en la comisarĂa, se halla su cuerpo sin vida y, horas mĂĄs tarde, el de una condesa: ambas han sido estranguladas en sus domicilios. Instalado en el club de alterne Picratt's donde trabajaba la bailarina, Maigret observa e interroga a los personajes nocturnos que pueblan los bajos fondos de ParĂs para reconstruir el vĂnculo que unĂa a las dos mujeres estranguladas con el misterioso Oscar, y asĂ descubrir al asesino. Una nueva trama vibrante en que Maigret saca a la luz las pasiones humanas mĂĄs lĂșgubres.
"A Simenon hay que volver siempre, sobre todo por sus personajes. Hay mucho Balzac en Simenon. Su escritura brilla como una supernova en las descripciones de la naturaleza, algo con frecuencia tedioso en muchas novelas. En Ă©l, la combinaciĂłn de brevedad, imaginaciĂłn y palabras justas nos produce genuino asombro. Las novelas de Simenon, con el estilo de Simenon, son de las experiencias literarias mĂĄs envolventes y accesibles que imaginarse pueda".
Sanz Irles, MĂĄlaga Hoy
"Maigret es un arquetipo: los inspectores del género nacen a su imagen y semejanza, como los detectives a la de Sherlock Holmes. Pesado, serio, pesimista, tragón y gruñón, Maigret no es un personaje sino una persona. Sus casos son naturalistas y a menudo sórdidos, pero literariamente irresistibles: nadie menos luminoso que él y sin embargo da a luz una forma ambigua de justicia. Los criminales quieren engañar a la sociedad, la tarea de Maigret es desengañarnos aunque nunca nos deje tranquilos".
Fernando Savater, El PaĂs