Los dibujos de Villalobo tienen una doble virtud: transmiten humor y ternura al mismo tiempo, lo cual no es poco en estos tiempos violentos que corren, en donde vivimos apurados persiguiendo vaya uno a saber qué zanahoria. Aquí ocurre todo lo contrario a esa vorágine: los chistes de Sergio nos invitan a detenernos y observar; cada dibujo es distinto y nos transmite cosas diferentes, algunos nos generan risas y otros nos dejan pensando.
La virtud de estos cuadritos también viaja por partida doble: tienen la ventaja de la síntesis y el impacto a primera vista, lo cual en el humor gráfico es fundamental a la hora de transmitir una idea. Estos chistes nos recuerdan lo mejor del humorismo gráfico argentino, por la simpleza del trazo y el remate efectivo. Viuti, Quino y Caloi supieron abrevar en esas aguas como ninguno.