En el dilatado paisaje artĂstico argentino de los años 2000, mĂșltiples producciones evocan un cĂșmulo de recuerdos, desechos, resabios, dones y herencias con los que convivimos todos los dĂas.
Son investigaciones estéticas que se enfocan tanto en recónditos universos personales como en nuestros consumos mås anónimos y compulsivos. Se interrogan acerca de lo que hacemos con las cosas existentes, cómo reinterpretamos aquellas cargas y tesoros que encontramos en nuestros entornos habituales. Aquà lo cotidiano se define como un ambiente inmediato, un entorno próximo. Un territorio que rechaza cualquier tipo de abstracción o distancia, alentado por una voracidad irreprimible por lo concreto.