La Edad Media tiene rincones oscuros, como sucede con cualquier época, pero hay en ella más luces que penumbras. En el amplio marco de la historia, el Medioevo posee sobradas cualidades para salir bien parado. Una simple mirada a sus grandes creaciones -la Universidad, el arte románico y el gótico, la escolástica- debería convencer al más escéptico. Nuestro mundo, tal como lo conocemos, perdería gran parte de su riqueza si prescindiéramos de los frescos de Giotto, de la Divina Comedia de Dante, del Cántico Espiritual de San Francisco o de los escritos de San Bernardo.
Con esta convicción el profesor Vidal Guzmán nos ofrece una visión panorámica de la Historia de la civilización occidental, como ya hiciera en sus anteriores títulos, Retratos de la Antigüedad Griega y Retratos de la Antigüedad Romana y la Primera Cristiandad. Una vez más, se asoma a la historia desde los Retratos de sus protagonistas más destacados.