Hace diez años finalicĂ© la versiĂłn original de este libro. En ese entonces, un importante motivo me llevĂł a escribirlo: brotĂł de la circunstancia de que el nuevo contexto histĂłrico, catalizado por una desaparecida UniĂłn SoviĂ©tica, sustituida por una FederaciĂłn Rusa en proceso de consolidaciĂłn y de democratizaciĂłn, habĂa entrañado el fin de la censura, la proliferaciĂłn de escritos y memorias antes inimaginables y la apertura de los archivos, vedados anteriormente para la totalidad de analistas soviĂ©ticos y extranjeros. Todo lo anterior debĂa permitir
alcanzar un conocimiento de primera mano, mĂĄs fidedigno, sobre muchas pĂĄginas de la historia de este gigantesco paĂs, sobre las cuales tanto se especulaba, y mĂĄs aĂșn se divagaba, pero con la duda de cuĂĄnto se sabĂa realmente sobre ellas. Hoy, a casi un cuarto de siglo de la implosiĂłn de aquel vasto imperio, el estado del conocimiento nos permite hacer un balance mĂĄs ecuĂĄnime, realista, prospectivo y tambiĂ©n menos entusiasta y apasionado en cuanto a las posibilidades de revisar la historia reciente. En un rĂĄpido recuento, se puede señalar que en los primeros años postsoviĂ©ticos, el acceso a esta inmensa masa documental se canalizĂł mĂĄs por el lado de las emociones y, a veces, del Ă©xito mediĂĄtico que por la ampliaciĂłn de las fronteras del conocimiento.