Michael descubre que a veces la sangre de los poderosos inmortales no se mezcla ni siquiera cuando son almas gemelas y en el calor de la pasiĂłn. Una marca de apareamiento es un sĂmbolo de posesiĂłn, pero para Michael ese pequeño sabor a sangre es su perdiciĂłn. La sangre de los caĂdos es engañosamente seductora para un Dios del Sol y el poderoso apuro que recibe Michael es muy adictivo. Para proteger a Aurora de sĂ mismo, Michael comienza a cazar a los demonios mĂĄs poderosos de la ciudad para satisfacer su oscuro anhelo. Mientras la sangre negra palpita en sus venas, Michael se pierde en la fiebre y se vuelve tan peligroso como los demonios que estĂĄ cazando.