Este libro es a la vez un manual para los que ejercen su profesiĂłn en el campo del transporte y de la movilidad urbana, y una obra de reflexiĂłn para quienes se interrogan acerca de los problemas actuales de las ciudades.
El autor propone un nuevo modelo de atenciĂłn a las distintas necesidades de relaciĂłn de los ciudadanos; apuesta firmemente por el transporte colectivo, en la certeza de que cada modo tiene unos requerimientos de demanda y distancia de desplazamiento que obligan a confiar en la intermodalidad como respuesta; y anima a proseguir en la tarea iniciada por muchos Ayuntamientos de rescatar el espacio pĂșblico urbano para el desplazamiento a pie o en bicicleta, menos contaminante, mĂĄs saludable y mas adecuado a las carencias de energĂa que amenazan al planeta.
Pero, junto a la necesidad que preconiza de limitar la utilizaciĂłn del automĂłvil privado en la ciudad, el autor recuerda, igualmente, que este modo de transporte ha de desempeñar todavĂa un papel importante en la satisfacciĂłn del derecho a la conexiĂłn que tienen los ciudadanos que viven en las periferias dispersas de las ciudades, en las que no es fĂĄcil ni Ăștil un sistema de transporte colectivo.
Subyace en el texto la preocupaciĂłn por los problemas medioambientales, pero el autor antepone a su resoluciĂłn la preocupaciĂłn por la equidad social. Es este Ășltimo aspecto el que hace de este libro una obra de reflexiĂłn que alerta sobre el hecho de que, en un contexto de crisis, no son justas algunas medidas que pueden marginar a amplias capas de la poblaciĂłn.
Como señala Gabriel Dupuy en su prĂłlogo, Manuel Herce ha elegido un enfoque en el que la apuesta polĂtica resulta esencial: la movilidad entendida como un derecho. Este libro recuerda con acierto, pero con fuerza, las virtudes de un pragmatismo inspirado en la preocupaciĂłn por el bien comĂșn.