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Subculturas del narcotráfico en América Latina. Realidades geoeconómicas y geopolíticas y la representación sociocultural de unas nuevas ética y estética en Colombia, México y Brasil

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El fenómeno contemporáneo del narcotráfico —producción, transporte, consumo y prácticas estatales de prohibición y criminalización— de sustancias psicoactivas como la marihuana y la cocaína surge en América Latina después de la Segunda Guerra Mundial, específicamente en la década de 1960, y ha producido desde entonces profundas implicaciones políticas, económicas, sociales y culturales en las sociedades de América Latina y Norteamérica. No obstante, el resurgimiento moderno del tráfico de las sustancias psicoactivas estudiadas en el presente volumen (marihuana, cocaína-crack y heroína) no debe hacer olvidar al lector de dos hechos fundamentales relacionados con su origen y producción: primero, estas sustancias provienen de plantas (cannabis sativa, hoja de coca y amapola) que son procesadas químicamente para obtener, respectivamente, hachis-aceite de cannabis, cocaína-crack y heroína; y segundo, el origen de estas tres plantas alucinógenas se remonta al inicio de las sociedades tribales de Asia y América. La etimología del vocablo cannabis sativa o «cáñamo» proviene de China. Ciertamente, ya en el año 2737 a. C., el emperador de China Shen-Nung describió el uso médico de la marihuana en el tratamiento de la malaria y el reumatismo. «El cáñamo de marihuana» también se conoció en la antigua India y en la península Arábiga. De hecho, en el libro sagrado Zend Avesta, escrito por el profeta persa Zoroastro o Zaratustra, como se le conoce en español, aparece una lista de más de 10 000 plantas medicinales y, entre ellas, se nombra la marihuana como uno de los mejores remedios. Después la marihuana (del indú malihua) fue traída al Nuevo Mundo por los españoles aproximadamente en 1545, y su uso se propagó como medicina y alucinógeno en el resto de América Latina y en Estados Unidos.