Este Libro de vida se escribió pensando en los monjes y monjas de las Fraternidades monásticas de Jerusalén, aunque muy pronto despertó el interés de los laicos y de la vida consagrada. La frescura de un carisma nuevo, con un lenguaje sencillo, bíblico, patrístico y cimentado en la gran tradición monástica y contemplativa de la Iglesia, hace de este libro un tratado espiritual para todas las personas que buscan profundizar su relación con Dios y quieren vivir las exigencias evangélicas.
Se puede encontrar un estilo que encarna una nueva espiritualidad en la ciudad, que consiste en «despertar la imagen de Dios en el hombre y la mujer, así como su vocación al diálogo y a la comunión».
Volviendo a las fuentes de las primeras comunidades cristianas, nos recuerda cómo amar y por qué; cómo orar, trabajar y acoger sintiéndonos hermanos unos de otros y caminando en Iglesia, en comunión, hacia la nueva Jerusalén, figura de la ciudad celeste hacia la que todos caminamos.