En la bisagra entre los siglos XIX y XX y en pleno SĂĄhara Occidental, un personaje legendario llamado Ma el Ainin, que se caracterizĂł por su oposiciĂłn a la penetraciĂłn europea, construyĂł la alcazaba de Smara con el fin de establecer un punto de apoyo en las rutas caravaneras. La escasa predisposiciĂłn de la poblaciĂłn nĂłmada a sedentarizarse y la resuelta decisiĂłn de Francia y España a establecerse en el desierto hizo inviable la continuidad del proyecto y, a la muerte de su promotor, Ă©ste quedĂł abandonado. Hasta 1934, momento de la ocupaciĂłn efectiva por España de la zona, Smara permaneciĂł en el olvido y sĂłlo fue visitada en 1913 por una columna francesa al mando del teniente coronel Mouret, que causĂł algunos destrozos, aunque no la destruyĂł y, en 1930, por el aventurero Michel Vieuchange, con el apoyo, desde Marruecos, de su hermano Jean. Michel tomĂł notas puntuales de su viaje que, tras su fallecimiento, fueron publicadas por su hermano. Inicialmente como crĂłnicas periodĂsticas y luego, en forma de libro, cuya primera ediciĂłn prologĂł Paul Claudel. Laertes publica dichas crĂłnicas que, por primera vez, aparecen traducidas al español y enriquecidas con notas aclaratorias por un saharaui.