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Virtus

e-bok


A través de Juana Inés Rul-Monasterios, de un ensayo escrito en octubre del año 2068, asistimos a una región llamada Unid@mérica. Presidentes que vigilan desde el cielo a sus gobernados, microchips insertados en el cerebro, interacciones con los actores y actrices de moda, con los dioses griegos, banquetes y la sensación de estar satisfecho en un cuerpo anémico, son elementos que caben en el "espectåculo mås grande del mundo".

Virtus tiene pie y medio bien plantado en el presente, pues recoge aspectos como el bombardeo mediĂĄtico, las palabras carentes de significado en discursos polĂ­ticos, la "barra de telenovelas" idĂ©ntica en los dos canales de televisiĂłn abierta. Frases como "unidad y democracia", "constitucional y legĂ­timo", parecen apuntalar la escenografĂ­a donde un ser formado con infinidad de piernas y brazos y ojos -el VentrĂ­locuo-, dirige el gobierno parapetado en la espalda de JesĂșs MarĂ­n Wagner, un senador de treinta y tres años, mitad Brad Pitt mitad Enrique Peña Nieto, elegido presidente por el 97% de los votantes.

La narradora sobrevive al "atentado terrorista" gracias a su constante actividad en el hemisferio izquierdo del cerebro, casa de la escritura, las matemĂĄticas, la lĂłgica. A la distancia nos entrega, por un lado, un ensayo escrito a lĂĄpiz -"el arma mĂĄs peligrosa de todas"-: la historia de la Gran IlusiĂłn que era vivir en lo que alguna vez fue MĂ©xico. Constantes spots de la presidencia, ensayados ante un director de telenovelas, transmisiones desde un estudio blanco, vacĂ­o, en el que se recrea una recepciĂłn de gala entre candelabros, en el derruido Palacio de Chapultepec, forman parte de una actualidad llevada al lĂ­mite en la novela Virtus de Eve Gil.