A pesar de todas las advertencias, la democracia se ha convertido en un sistema de acoso mĂșltiple a la indeterminaciĂłn comĂșn de la existencia. Y es ahĂ, en ese peligro, donde el presente libro se sitĂșa, intentando colaborar al fin de cierta ilusiĂłn polĂtica en la que ha cristalizado nuestra metafĂsica separadora.
Sin dejar de registrar minuciosamente cada uno de los rincones que configuran nuestro cotidiano presente, Votos de riquezase plantea la crĂtica de la separaciĂłn que se ha encarnado en el consumo con el objeto de plantear una mera posibilidad: la de una comunidad sin presupuestos en un dĂa que, ciertamente, no pertenece al mañana.
El propĂłsito del libro se sitĂșa, pues, en el espacio de intenciones que albergĂł en el pasado siglo libros como La rebeliĂłn de las masas de Ortega y Gasset o La sociedad del espectĂĄculo de Guy Debord. SĂłlo que, para bien o para mal, este libro se escribe desde una Ă©poca en la cual, dentro y fuera de nuestra cultura, resurge lentamente una nociĂłn impolĂtica de la existencia. Esto reanima la posibilidad de denunciar a la vez esta alianza profunda de izquierda y derecha que mantiene la gestiĂłn global de nuestro integrismo. Parafraseando a Kant, hubo que herir la arrogancia de Occidente para dejarle sitio a la tierra, para volver a creer en la posibilidad de la existencia. La Historia es siempre la pesadilla de la que debemos despertar, el conjunto de condiciones, prĂĄcticamente reactivas, que deben ser violentadas para que surja la comunidad de algo nuevo. En tal sentido, quizĂĄ el llamado Estado de derecho sea la forma de opresiĂłn propia de esta Ă©poca, el muro que siempre debemos desplazar para ejercer nuestra libertad.