Biblioteca del Pensamiento Socialista

Esta deslumbrante crĂłnica escrita por Marx entre diciembre de 1851 y marzo de 1852 muestra una vigencia indiscutible hoy, cuando la celebraciĂłn o la impugnaciĂłn del pasado aplasta la imaginaciĂłn de otros futuros. Salpicada de imĂĄgenes poderosas que son parte de nuestro lenguaje polĂ­tico aun sin que lo sepamos ("la historia sucede dos veces: una vez como tragedia y otra como farsa", "la tradiciĂłn de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos"), se trata de una pieza magistral tanto para pensar los efectos del miedo y el descontento de los pueblos como para dilucidar los resortes de la polĂ­tica, sus liderazgos y sus derivas populistas. Las revoluciones europeas de 1848 fueron un acontecimiento extraordinario. En esa "Primavera de los Pueblos", la apariciĂłn del proletariado como clase independiente parecĂ­a ratificar las profecĂ­as optimistas del Manifiesto Comunista. En El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Marx sigue paso a paso el curso turbulento de la Segunda RepĂșblica francesa (1848-1852), descifrando cĂłmo pudo suceder que las barricadas populares fueran traicionadas y reprimidas por las distintas fracciones de la burguesĂ­a hasta que el golpe de Estado de Luis Bonaparte restaurĂł el orden imperial. ÂżCĂłmo explicar que un desclasado, un individuo desprestigiado y sin respaldo partidario ni parlamentario, acaparara el poder absoluto en cuestiĂłn de meses? ÂżY que la burguesĂ­a industrial, llamada a conducir los destinos del Estado, pudiera ser humillada por ese don nadie que saqueĂł el fisco, clausurĂł la Asamblea Nacional y se proclamĂł emperador? ÂżCĂłmo comprender la anomalĂ­a del "bonapartismo"? ÂżFue de verdad un "rayo en cielo sereno"? Esta nueva ediciĂłn de El Dieciocho Brumario, al cuidado de Horacio Tarcus, lo confirma como una obra fundamental de Marx, en la que reformula sus propias concepciones del Estado y de la ideologĂ­a para explicar de quĂ© modo los espectros del pasado pueden condicionar a los actores polĂ­ticos y sofocar las energĂ­as del porvenir.