La narradora de Arboleda viaja sola a Italia para una estancia que habĂa planeado junto a su compañero, M., reciĂ©n fallecido. AllĂ, fiel a sus paseos de flĂąneuse que se demora en parajes apartados, humildes cementerios y arcenes de carreteras secundarias, pero siempre atenta a los detalles luminosos, su mirada sella un nuevo pacto con la vida: "HabĂa aprendido a marcharme, a borrar huellas, a guardar lo acumulado y recolectado".
AsĂ pues, Arboleda es un libro de duelo, pero Ă©ste se trasciende mediante un estilo sagaz, culto y profundamente empĂĄtico. Ceñido a tres lugares de Italia, tres paisajes, este hermoso trĂptico posee la distancia de una moderna geĂłrgica: el dolor es aquello que sucede mientras los hombres viven y trabajan, nuevas aves surcan el cielo y la naturaleza muda. QuizĂĄ Ă©ste sea el destino de la gran literatura: preservar la memoria sin por ello dejar de "regresar a la ciudad de los vivos".
Comparada con Sebald y Thoreau, Esther Kinsky es grande por sus propias cualidades, por una escritura arrebatadora desde la primera frase. Un bellĂsimo viaje de invierno, tan emocionante como reparador.
"Es este un libro para deleitarse con sus descripciones del paisaje y los fenómenos atmosféricos, con su interés por los vestigios de las vidas de otras personas
que habitualmente pasamos por alto y con su universalidad, todo ello maravillosamente evocado."
Jonathan Gibbs, The Guardian
"Arboleda es la historia de una existencia interrumpida a raĂz de una pĂ©rdida, pero con la promesa de vida ây con ella, de renovaciĂłn y esperanzaâ que late suave pero constante en su corazĂłn."
Lucy Scholes, Financial Times
"MagnĂfico. Al igual que W. G. Sebald, Kinsky construye el pasado a travĂ©s de paisajes."
The New Yorker
"Dos grandes fuerzas vertebran este texto que se lee como un intenso poema de la tierra y de los muertos, mahleriano por momentos, en el que los escenarios del adiĂłs (los cementerios entre olivos, las necrĂłpolis etruscas, el apocalipsis del judaĂsmo ferrarense que novelĂł Giorgio Bassani) conviven con los teatros donde la vida se renueva constantemente (el paso de las estaciones, los rĂos insomnes, los hombres en sus oficios), poderes ambos que este libro honesto renueva con formidable exigencia en su retrato de un viaje de invierno."
Ricardo Menéndez Salmón, La Nueva España
"Lo mejor: la exquisita sensibilidad de Kinsky y su pericia para llenar de imĂĄgenes hermosas un tema tan delicado. DifĂcil encontrar algo negativo en este libro, y los premios internacionales que ha recibido son una prueba."
Sagrario FernĂĄndez-Prieto, La RazĂłn