La Constitución de Nicaragua de 1912 establece que Nicaragua es una nación libre, soberana e independiente, cuyo territorio incluye las islas adyacentes y está situado entre los océanos Atlántico y Pacífico, y las Repúblicas de Honduras y Costa Rica. La soberanía es inalienable e imprescriptible y reside esencialmente en el pueblo. La Constitución también establece la separación de poderes y la protección de los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos.