El tema de este libro es de singular relevancia y eso no solo por la incidencia de las nuevas tecnologías en las cuestiones monetarias y, por ende, económicas, sino porque, a mediano plazo, podría determinar cambios en las más diversas áreas de la vida social como un todo. La realidad confirma, a cada paso, dramáticamente, esta percepción.
En efecto, en plena guerra ruso-ucraniana, la geopolítica ingresó de lleno en la cuestión: el presidente de los Estados Unidos anunció un decreto según el cual se estudiaría la creación de una criptomoneda oficial, con respaldo institucional. Al mismo tiempo -como sucede con otras tecnologías que la gran potencia aspira a monopolizar- el Fondo Monetario Internacional que encadenó a la Argentina con el mayor préstamo mundial de su historia y también de la historia de nuestro país, incluyó en el memorándum de acuerdo de facilidades extendidas una cláusula por la que debiamos renunciar al uso de criptomonedas.
Estamos metidos de lleno en la bisagra entre la geopolítica y el salto tecnológico que se está produciendo a nivel global. ¿Podemos permanecer impasibles? Si la Argentina no se ocupa del nuevo mundo cripto, el mundo cripto se ocupará de la Argentina.