Basada en la vida de los santos Cipriano y Justina, mártires de Antioquía hacia el siglo III. En Roma comienzan a surgir las primeras comunidades cristianas y Cipriano, estudioso, descubre en la Historia natural de Plinio (II, V) una definición del Dios único. Por otro lado, ama a Justina, una cristiana que rechaza a todos sus pretendientes, incluyendo a Cipriano. Este, enamorado, vende su alma al Demonio para conseguir su amor. Cipriano, ya convertido en «mágico» (mago) tras un año de estudio con el diablo, conjura a Justina, mientras el Demonio intenta que vaya al encuentro de Cipriano sin conseguirlo, puesto que a esta la ampara una fuerza superior a la del ángel caído, la de Dios. En lugar de enviar a Justina en persona, el diablo se tiene que contentar con un fantasma con la apariencia de Justina, que acude al encuentro amoroso. Cuando Cipriano la tiene en sus brazos, la figura de Justina es solo un esqueleto que desaparece. Cipriano comprende la verdad de lo que leyó en Plinio y, gracias a la firmeza cristiana de Justina, acaba convirtiéndose a la nueva fe. Finalmente ambos mueren mártires.