Existe un paisaje –hecho de personas y de cosas (la esquina del almacén y el almacenero)- contra el cual se recorta la identidad social de cada persona. Si ese paisaje no está, el recorte se desenfoca y se sufre como cierta orfandad social. Cuando viajo o resido lejos de mi paisaje, suelo escribir y enviar por e-mail las impresiones que me suscita la cotidianeidad extranjera y ciertas extravagantes reflexiones a las que me dejo conducir por ella; un intento, en fin, de reenfocar mi identidad recortándola contra identidades y paisajes ajenos. Este volumen es una recopilación parcial e ilustrada de esas impresiones originalmente digitales, con el agregado de algunas infiltradas que juzgué pertinentes para la ocasión.