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Mientras llega el verano

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Los inviernos suelen parecernos largos y agradecemos que alguien nos recuerde que los tiempos oscuros estĂĄn ya de vencida, que los dĂ­as se estĂĄn alargando y el sol se prepara. JesĂşs estaba acostumbrado a acoger ese magisterio de la naturaleza y sus ciclos, tan distinto del que ofrecen los libros. Su gran confianza y las palabras de aliento de su Evangelio nos dan fuerza para aguantar intemperies y noches, para resistir la tardanza del Reino sin perder el ĂĄnimo, para acechar los signos de la primavera en espera de que llegue el verano.