La mano que escribe retoma su antiguo oficio con pequeños recortes de fantasĂa y realidad que confluyen en bellas postales que no tienen mĂĄs que tiempo que perder.
Un encuentro sutil con recuerdos, objetos, canciones y personajes que, sin motivo aparente, tal vez, algo nos quieren decir. Femenino y masculino convergen en un texto intergĂ©nero que mezcla poesĂa, prosa poĂ©tica y micro-cuento
Acertijos, magias, sueños de estaciones inmemoriales cobran vida junto a la antigua correspondencia. Algunos vestigios han llegado hasta aquĂ.