Este libro propone datos inéditos que podrían alterar lo que hasta ahora se conoce sobre la historia del euskera. Por medio de la toponimia se intenta demostrar una hipotética antigua mayor extensión del euskera.
El punto de partida de la propuesta es la teoría del lingüista alemán Theo Vennemann que se resume en que «el vascónico, o sea, la lengua que tiene relación con el euskera actual, se habló en el norte de Europa entre los Pirineos y los Alpes desde hace varios milenios después de la Edad de Hielo».
Los datos que se presentan difieren radicalmente de la lingüística histórica vasca oficial actual, basada en la reconstrucción lingüística de Koldo Mitxelena y sus discípulos y se dan las razones pertinentes.
El método de investigación se basa en la comparación de los datos toponímicos vascos actuales con los de fuera del País Vasco o Euskal Herria. Por ejemplo, se compara el topónimo Oleta («ferrerías» u «hornos») al menos diecisiete veces registrado en Euskal Herria teniendo en cuenta su contexto metalúrgico, con Oletta documentado cerca de Grenoble (Francia), Oleta municipio cerca de Perpinyà (Francia) y Oletta municipio en Córcega (Francia), también ellos en contexto metalúrgico. Se aportan datos documentales que corroboran esas similitudes.
Con los topónimos similares o idénticos a los vascos de las bases de datos toponímicas del mundo, el autor ha creado mapas por nombres de lugar y por países. El resultado de esa comparación es que la antigua extensión del euskera podría haber abarcado zonas como Europa, Asia y parte de África y que por circunstancias a determinar se fue reduciendo hasta llegar a la extensión actual.